jueves, 31 de enero de 2008

Paso de triunfar

Ante la avalancha de comentarios (ejem) asegurando que lo de que hay gente que se ha forrado gracias a la publicación de su blog no es una leyenda urbana, no me queda más remedio que admitirlo: hay gente con mucha suerte. Venga, vale, y con talento también. Pero sobre todo, suerte.
Uno se preocupa por hacer un blog interesante, atrayente, divertido, original, y resulta que con echar mano de un manual basta, como si se tratara de un armario de Ikea, pero en fácil. Sí, sí, como lo oyen (o como lo leen, o leéis, que hay confi): ahora triunfan los blogs sobre cómo hacer blogs que triunfen. Y cada uno con su decálogo de consejos, sugerencias y posibles problemas. Linkeando por la vida llego a uno que parece razonable, y me analizo. Veamos:
1. Pocas visitas: Es frustrante, pero creo que podré vivir con ello.
2. Falta de ritmo y estilo de redacción: ¡Ahí sí que no me pillas!
3. Los grandes blogs acaparan la atención: Torres más altas han caído...
4. Ser uno más del montón: ¿En serio? Y yo que pensé que tener un blog era una idea original.
5. Subexplotar las herramientas: De acuerdo, empezaré a poner chorraditas en la columna de la derecha.
6. Caer con facilidad en el copiar-pegar: Glups.
7. Desgastarse en la forma y no en el fondo: Ah, no, mejor no pondré chorraditas en la columna de la derecha.
8. Verse abrumado por los 1001 consejos que hay para tener un buen blog: ¿Y qué hay de malo en tener un blog mediopensionista?

Definitivamente, quiero ser perfil bajo en el mundo bloguero. Tener una buena bitácora (qué palabra tan chula) es demasiado exigente, y no quiero fallar por el lado más débil: la falta de motivación. Uno empieza escribiendo doscientas entradas semanales y a los dos meses está aburrido. Yo, por el contrario, prefiero empezar aburrida, y ya me iré animando, seguro. Y si no, no pasa nada, ¿no?

De lo que duele escribir

"Es consustancial al hecho de escribir sentir daño y alivio al mismo tiempo".

Juan José Millás, El mundo.

martes, 29 de enero de 2008

Patxarán más de mil años...

Queda inaugurada la sección Chorradas Que Me Envía La Gente Con Chorradas Que Hace La Gente Cuando Se Aburre, también conocida como Los Hay Que Tienen Mucho Tiempo Libre. Corto y pego una muestra de juegos de palabras absurdos que no puedo evitar que me hagan gracia. Algunos, claro, no todos. Mi voto va para sorprendida.

Inestable: Mesa inglesa de Inés.
Ondeando: Onde estoy
Camarón: Aparato enorme que saca fotos.
Decimal: Pronunciar equivocadamente.
Becerro: Que ve u observa una loma o colina.
Bermudas: Observar a las que no hablan.
Telepatía: aparato de TV para la hermana de mi mamá.
Telón: Tela de 50 metros... o más.
Anómalo: Hemorroides.
Berro: Bastor Alebán.
Barbarismo: Colección exagerada de muńecas barbie.
Polinesia: Mujer Polisía que no se entera de nada.
Chinchilla: Auchenchia de un lugar para chentarche.
Diademas: Veintinueve de febrero.
Dilemas: Háblale más.
Manifiesta: Juerga de cacahuetes.
Meollo: Me escucho.
Totopo: Mamamífero ciciciego dede pepelo nenegro que cocome frifrijoles.
Atiborrarte: Desaparecerte.
Cacareo: Excremento del preso.
Cachivache: Pequeńo hoyo en el pavimento que está a punto de convertirse en vache.
Elección: Lo que expelimenta un oliental al vel una película polno.
Endoscopio: Me preparo para todos los exámenes excepto para dos.
Nitrato: Ni lo intento.
Nuevamente: Cerebro sin usar.
Talento: No ta rápido.
Esguince: Uno más gatorce.
Esmalte: Ni lune ni miélcole.
Sorprendida: Monja en llamas.
Besos: Mira seńal de socorro

jueves, 24 de enero de 2008

¿Hay alguien ahí?

Curiosa contradicción la de los blogs. Se supone que son una especie de diario que uno escribe como si estuviera escribiendo un diario, pero sin tener la esencia de un diario, que es ni más ni menos su privacidad. Eufemísticamente, por tanto, un blog es una manera de compartir nuestras vivencias, sentimientos y conocimientos con los demás. O sea, mostrar al mundo nuestras miserias. Cambiamos el “querido diario” por “queridos lectores” o alguna fórmula similar, y ya. Nos comportamos como si nadie fuera a leerlo pero confiamos en que alguien lo leerá, y no sólo eso, sino que después de leer nuestra basura emocional escribirá un comentario más o menos elaborado, más o menos solidario, más o menos hiriente, desde un “te entiendo” a un “vete a la mierda, pringao”, pasando por el inevitable “¿quieres alargar tu pene? Visita http://www.alargatupenehastaelinfinito.com/”.

Porque, desde luego, si uno escribe un blog es para que alguien lo lea, ¿para qué si no? Todos tenemos dentro un exhibicionista (algunos más que otros, deformación profesional), de modo que, haciendo como que nos da vergüenza y no tiene ninguna importancia, dejamos caer a nuestros amigos que tenemos un blog. Un par de ruegos –o al menos una mínima muestra de curiosidad- y les damos la dirección, por supuesto.

Pero no nos engañemos, eso no basta. Que un colega te diga que ha leído tu último comentario y se ha reído un montón hace ilusión al principio, pero el exhibicionismo es como los tripis, rápidamente genera tolerancia y necesitamos más, más, más para lograr el mismo subidón. Y ese éxtasis nudista no llega hasta que descubres que no sólo te leen tus amigos, no: al menos un par de los ojos que han recorrido la pantalla devorando tus palabras eran los de un DESCONOCIDO. Uhmm, eso sí que es volar alto, baby. Te retuerces de gusto disfrutando el momento, una y otra vez, gente que no conoces y que no te conoce sabe de tus más íntimos deseos, odia a tu jefe, adora a tu madre y daría cualquier cosa por poder oír la voz de ese desconocido que se equivoca de número cada noche.

Y por encima de todas estas sensaciones absurdas, dignas de parias, están ellos, los elegidos, aquellos cuyas bitácoras circulan de enlace en enlace, de correo en correo, de boca en oreja. Existen tres tipos: los que escriben lo que a todos nos gustaría escribir y del modo en que quisiéramos, con gracia, con salero, con anécdotas que a nosotros nunca nos pasan; los que se convierten en gurús de algún asunto de actualidad, normalmente relacionado con el marketing, el benchmarking, la teoría de los juegos y zarandajas similares, y, por último, los que un día reciben una llamada de una editorial: han leído su blog y quieren publicarles un libro. Ésos son los peores, encarnación del sueño americano en versión cañí, aunque quiero creer que es una leyenda urbana.

¿Qué cómo se consigue llegar siquiera a la primera fase, la de las sensaciones orgánicas con desconocidos? No tengo ni la menor. Pero ya os lo contaré, queridos lectores.